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DESCANSO Y RELAX EN AIRLIE BEACH

Recuerdo que nos despertamos con la salida del sol y con los sonidos de la selva tropical. A pesar de estar en un camping, la naturaleza invadía cada espacio de Airlie Beach.

Nos vestimos y nos dispusimos a ir a los baños y en nuestro camino nos encontramos una pequeña familia de Bush curlew. Hasta ese momento no sabíamos lo que eran, pero su sonido estridente y gracioso se nos quedó grabado de tal manera que no nos hemos olvidado ellos. Tengo que decir que se acercaban mucho a nosotros, tenían curiosidad… Sin embargo, cuando la distancia se acortaba, se quedaban inmóviles como señal de defensa y protección. Eran muy graciosos y tengo que deciros que nos reímos un montón de buena mañana con ellos. Para nosotros era algo novedoso!

Después de asearnos nos fuimos en busca de un buen desayuno y encontramos un local ideal al lado de la piscina pública. Sí, piscina pública, abierta 24 horas al día, lista, limpia y perfecta para que puedas hacer uso de ella cuando quieras y vais a entender porqué…

En la zona del norte de Australia, Queensland, la medusa irukandji y el tiburón blanco (ya os comenté en un capítulo anterior lo peligrosos que son estos lindos animalitos) tienen una gran presencia a lo largo del año. Entonces te encuentras en un lugar paradisíaco, con playas de arena blanca y aguas turquesas que son como la tentación más peligrosa a la que puedes caer… Para evitar males mayores en todos los pueblos de la costa norte hay piscinas preciosas para evitar que caigas en esta tentación… Como lo veis?

Bueno pues aclarado el porqué de la piscina, encontramos una cafetería con terraza que preparaba desayunos. Ese día decidimos darnos un festín saludable aprovechando que la noche anterior no habíamos cenado muy bien… Tal fue el festín que nos costó 40$ AUD, lo que en aquel entonces serían 40€… Pero fue el desayuno más sabroso, más de lujo y con mejores vistas del viaje: bol de frutos rojos, zumo recién exprimido, café… (El precio también tuvo la culpa de que fuera inolvidable jajaja).

Con la barriga llena nos fuimos a recorrer el pequeño pueblo de Airlie Beach, que justamente ese día tenía mercadillo hippy en el paseo marítimo. No compramos nada, pero pudimos apreciar la atmósfera relajada y despreocupada de la que tanto habla Elsa Pataky cuando describe su vida en Australia. De hecho, mucha gente iba descalza, sí, como lo estás leyendo, descalza. En Australia existe la moda llamada “barefoot” imitando la cultura aborigen. Yo realmente lo admiro porque tiene que ser doloroso al principio, no? Os lo imagináis? Pues ellos a parte de tener los pies negros de suciedad, se les veía deformados y anchos, signo de haber llevado este estilo de vida durante mucho tiempo...

Este día la verdad que fue algo aburrido si lo comparamos con la rutina de viajes que tenemos ahora y es que nos pasamos todo el día en la piscina: durmiendo, tomando el sol, escuchando música y también paseando… De relax, como se suele decir, algo que no suelo hacer mucho ahora, de hecho los que me conocen y lean esto seguramente no se lo creerán… Jajaja ” Belén dejando que el tiempo pase, en una piscina, relajada… Imposible dirán…” Pues sí, esa era yo antes…

Y de esta manera terminamos el día en Airlie Beach, con ganas de que llegara el día siguiente.

EXCURSIÓN WHITESUNDAYS Y DAYDREAM ISLAND

Y el día llegó…

Este día sí que teníamos actividad programada. Habíamos reservado un tour por las Whitsundays Islands y Green island. Este era el principal motivo por el que habíamos ido a Airlie Beach, visitar la parte sur de la Great Barrier Reef (Gran Barrera de Coral).

Esta zona estaba formada por 74 islas dentro del Marine Park y se considera uno de los destinos turísticos más importantes del país y damos fe de ello.

Pero como todo en este viaje, no todo iba a ser idílico…

De buena mañana nos dirigimos al puerto para subirnos al barco que nos llevaría a este paraíso. Cuando empezamos la ruta empezamos a divisar las islas que formaban el archipiélago y vimos que algunas de las islas eran privadas. De hecho había hoteles de lujo en ellas y nuestro barco, que en teoría era un barco que hacia un tour por las Whitsundays Islands, empieza a hacer paradas por las diferentes islas y la gente empieza a subir y bajar con maletas, mochilas… Vamos como si fuera un ferry.

Isaac y yo nos quedamos mirando como diciendo, nos habremos equivocado? Pero no éramos los únicos, una pareja de chicas holandesas que también habían reservado el mismo tour que nosotros estaban indignadas. Queriendo aclarar la situación con la tripulación, nos fuimos los cuatro a pedir explicaciones y aquí es dónde tuvimos la decepción del día. El líder, encargadillo del barco, era un mal encarado y literalmente nos dijo a los cuatro que por 150$ AUD por persona que habíamos pagado que qué esperábamos, un tour privado? Obviamente no, pero al menos un tour como Dios manda, no una excursión como si fuéramos en un ferry!

Nos quedamos con mal sabor de boca pero como todo en este viaje, Isaac y yo sacamos poder mental y una buena dosis de positivismo para obviar este “detalle” y poder disfrutar de la excursión que tanto esfuerzo nos había costado ahorrar y pagar…

Después de las paradas en los diferentes hoteles-islas llegamos a la playa más esperada por nosotros, Whitehaven Beach, una playa de 9 km de arena blanca y mar turquesa considerada una de las mejores playas del mundo. Simplemente puedo deciros que era preciosa… La cámara que teníamos de aquel entonces no era muy buena y las fotos no reflejan la belleza que vimos con nuestros ojos, pero podéis confiar en nosotros cuando os decimos que aquello era el paraíso.

Cuando llegamos no había nadie y fuimos los primeros en pisar la arena aquel día. Hacia mucho calor pero estábamos en la misma tesitura que el día anterior… Nos habían advertido antes de bajar que se había detectado la presencia de medusas venenosas y que corría de nuestra cuenta y riesgo decidir si nos queríamos bañar o no. Con este aviso previo, vosotros qué haríais? Pues seguramente lo mismo que nosotros, mojarte los pies y pasear por la orilla refrescándote gracias a la ligera brisa marina…

Fue una pena porque ante esta situación puedes bañarte con un traje especial para este mar, pero al ser este tour… Pues no nos lo proporcionaban… Pero bueno, aprovechamos el tiempo para pasear e investigar un poco la selva virgen que casi llegaba hasta el mar.

En este punto del día tengo que deciros que se nos fue algo la olla… Descalzos que estábamos nos decimos el uno al otro ( no se de quién fue la idea porque somos tal para cuál) “oye, vamos a investigar un poco?” Y para allá que nos fuimos, adentrándonos en la selva, en traje de baño, descalzos y sin preocupaciones. Cuando ya nos dolían un poco los pies de pisar ramitas, hojas y escuchar ruidos raros… (No os olvidéis que estábamos caminando por una selva virgen donde puede haber de todo) nos vino un momento de lucidez y dijimos “se nos va la olla! Descalzos por aquí! Y si nos muerde una serpiente?” Con la misma rapidez con la que este pensamiento nos vino a la mente, salimos pitando de allí… Y de regreso, ante nosotros vimos un varano gigante australiano. Sí, cómo lo estáis leyendo, un lagarto gigante que puede llegar a medir 2-3 metros y pesar 20 kg. Mucha gente ante esto se quedaría paralizado o huiría corriendo pero nosotros, siguiendo con la inconsciencia de la curiosidad, aún nos acercamos un poco y todo para intentar verlo de cerca. Afortunadamente, estamos sanos y salvos y no ocurrió nada que pudiéramos lamentar.

Cuando transcurrió el tiempo máximo permitido para estar en la isla (como es un espacio protegido, el acceso a los humanos está restringido para no molestar a la fauna que allí vive, vamos, como hicimos nosotros con el varano…) Nos subimos al barco y nos llevaron a Daydream Island.

Daydream Island es una de las pocas islas habitadas de la Great Barrier Reef. Nosotros íbamos a esta isla para utilizar las instalaciones del complejo hotelero, es decir, la piscina, el restaurante…

Era la primera vez que pisábamos un complejo y si todos fueran como éste, no muy grande y familiar, diríamos que nos gustan los complejos, pero desgraciadamente no todos son así. Lo primero que hicimos fue zambullirnos en la piscina que literalmente tocaba el mar… No era una piscina infinita pero casi… Esta experiencia puedo deciros que nos gustó mucho.

Después de comer nos fuimos de paseo a recorrer la isla (esta vez con calzado jajaja). Fue muy divertido porque la gente del complejo eran unos cachondos… El recorrido era a través del bosque tropical que había en la isla y habían dejado pequeñas serpientes de goma en ramas y zonas claves, para que te pegaras unos buenos sustos. No os voy a negar que la primera vez que lo vimos pegué un grito que seguramente espanté a todas las aves y demás criaturas de la zona, pero es que habían puesto una serpiente roja en una rama que estaba a la altura de la cara!! Después de este susto pues ya íbamos caminando buscando estas trampas jajaja. Durante el paseo visitamos una cala que era completamente hecha de coral muerto, es decir, en vez de arena tenía coral blanco muerto. Nunca antes habíamos estado en un lugar como éste… Era un poco contradictorio porque era una playa preciosa, incómoda, pero preciosa, aunque a la vez estaba hecha de seres vivos que habían muerto por la contaminación… No lo veis vosotros así?

Y cuando creíamos haberlo visto todo en la isla, nos encontramos con pequeños wallabies sueltos por la isla, campando a sus anchas, algunos durmiendo, otros comiendo… Fue muy guay porque como nos gustan tanto los animales tuvimos entretenimiento para rato, de hecho, tuve que echarle un poco de bronca a Isaac porque quería acercarse demasiado a ellos y yo ya estaba imaginándome como le daban una buena patada…

Los animales que le ciegan…

Cuando terminó el tiempo de estancia en Daydream Island nos subimos al ferry y regresamos a Airlie Beach.

No hicimos mucho más este día porque al día siguiente teníamos que coger de nuevo la furgoneta y regresar a Cairns, así que nos dedicamos a organizar el equipaje y echarle un ojo a la ruta de nuevo…

Y así terminó nuestra experiencia en la zona sur de la barrera de coral, ahora nos quedaba descubrir la zona norte…


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