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DÍA DE VIAJES DE UN LADO PARA OTRO

Como nos gusta madrugar… Este día no iba a ser menos, así que para no perder la costumbre y darle emoción al día, ¡nos levantamos a las 04:00 de la mañana! jajaja Qué va, nos levantamos porque teníamos que coger un avión interno para trasladarnos a la zona Norte de Australia, a Queensland y ¡nuestro avión salía a las 06:00!

Ahora que lo pienso, en aquel entonces éramos mucho más “inconscientes” porque si es ahora, nos hubiéramos levantado mucho más temprano para poder ir con tiempo… Pero bueno, a pesar de todo, ¡no tuvimos ningún problema! (¡Gracias a Dios!)

Este vuelo de 3 horas aproximadamente nos iba a mostrar una zona completamente diferente a la urbanita Sydney y estábamos muy emocionados, la verdad. Queensland es el segundo estado por extensión de Australia y sin duda, para mí, es el mejor, tanto por el clima como por sus paisajes naturales (allí está The Great Barrier Reef, una de las maravillas naturales del mundo). Y ya cuando finalizaba nuestro viaje empezamos a ver la belleza del lugar...

Primeramente vimos como el color verde intenso perteneciente a la selva tropical aparecía ante nosotros, llegando hasta el mar… Y aquí fue cuando ya te quedas con la boca abierta, porque pudimos ver los diferentes tonos turquesas pertenecientes a la barrera de coral. Simplemente fue impresionante.

Con la emoción de tocar tierra llegamos a Cairns. Allí teníamos reservado un shuttle que nos llevó al centro de la ciudad o pueblo mejor dicho, porque era más pequeño a como nos lo imaginábamos. Digo al centro de la ciudad porque nosotros, aunque habíamos aterrizado aquí, nuestro destino final los primeros días que estaríamos en Queensland no era Cairns, sino Airlie Beach, otra “ciudad” costera situada a 621 km. Sí, como os lo cuento, después de levantarnos a las 04:00 de la mañana teníamos que conducir casi 7 horas… ¡pero así somos nosotros, echándole un pulso siempre al tiempo…! Y para darle más emoción al viaje, habíamos alquilado una furgoneta típica de surferos para pasar esos días en Airlie Beach. Vale, hasta aquí la historia os parece un poco arriesgada pero asumible ¿verdad? Pues como en la época en la que fuimos a Australia fue el peor momento de la historia para viajar porque el dólar australiano estaba a la par que el euro, por lo que todo era carísimo… Entonces no nos quedó otra que ahorrar en todo lo que pudimos y entre otras cosas, con la furgoneta. Como una furgo tipo Wolkswagen California salía tipo 600-800€ por 3 días, decidimos recurrir a la empresa “Rent a Wreck” (alquila un deshecho) que ofrecía furgonetas en alquiler pero no tan actualizadas como la Wolkswagen…

Bueno, pues cuando llegamos a la oficina de alquiler y vimos las furgonetas, ya nos entró la risa… Las furgonetas eran viejas y para solventar el problema de chapa-pintura que podrían tener, estaban pintadas a mano, es decir, como si le hubieran dicho a los niños pequeños del vecindario “tomad esta furgoneta y pintadla como queráis” (como si fuera un lienzo en blanco). ¡No estamos exagerando, de verdad! ¡Os dejamos una foto para que la veáis! Reíamos por no llorar porque una cosa es verla y te hace gracia pero … ¡Teníamos que recorrer 1200 km con ella (600 de ida y 600 de vuelta) y nosotros dentro! jajaja ¡madre mía!

Por si esto no fuera poco, cuando la persona responsable nos explica el funcionamiento de la furgoneta (el hornillo para cocinar que no utilizamos nunca, el mini fregadero que tampoco utilizamos, la ausencia de aire acondicionado…) nos dice (ojo al detalle) ” Si la furgoneta se calienta debido a las altas temperaturas, debajo del asiento del conductor está el depósito de agua para que le pongáis cuando sea necesario, pero os recomiendo que siempre le echéis un vistazo…” Isaac y yo nos miramos de repente como diciendo “¿hemos entendido bien? ¿tenemos que echarle agua o es un problema ideomático?” pero no… los dos entendimos perfectamente que teníamos que cuidar aquel desecho con más mimo del que imaginábamos.

Vale, poneros en situación… nos dan una furgoneta que al menos tenía 30 años, pintada como si unos niños pequeños hubieran soltado toda su creatividad, teníamos que echarle agua cada poco para que no se calentara el motor y entonces vino el broche final… Nos dice, la furgoneta no viene con sábanas ni nada (obviamente claro) así que tendréis que comprarlas vosotros. Isaac y yo en aquel momento nos miramos, miramos el colchón y dijimos bueno, más adelante las compramos… y así quedó el tema… (esperaros hasta el final del capítulo y os echaréis unas risas…)

Pues con todo esto y unas indicaciones de cómo llegar a Airlie Beach apuntadas en un papel tipo, todo recto hasta este pueblo, después 100km dirección a tal pueblo… (antes lo de comprar una SIM no era tan fácil como hasta ahora) ¡nos pusimos manos a la obra!

¡Ah! ¡se me olvidaba! ¡y conduciendo por la izquierda por primera vez y con cambio manual! Aún es ahora que no sé como llegamos…

Pues nosotros, con la felicidad de estar en un lugar remoto después de haberte esforzado tanto por conseguir visitarlo, íbamos super contentos en nuestro mundo de yupi, disfrutando primero de un paisaje tropical, desierto de vida humana y lleno de vida animal y después de un desierto solitario.

Cuando cruzamos la selva tal era la presencia de animales-insectos que si bajabas la ventanilla el ruido de aquella vida ¡era ensordecedor! Jamás hemos escuchado unos sonidos como aquellos hasta entonces. En cambio, cuando llegamos al desierto, solamente veíamos desolación a cada lado de la carretera y llanuras que la vista no alcanzaba a ver el horizonte. Disfrutando de este paisaje los dos dijimos… “Oye, ¿hace mucho que no vemos casas y gasolineras verdad?” Pues fue como si el destino quisiera ponernos a prueba porque en medio de ese paisaje desolador, la furgoneta empezó a dar trompicones… ¿Os lo imagináis? Nuestra cara se volvió pálida y lo que hasta el momento era un paisaje australiano idílico y desértico se convirtió en una pesadilla.

Intentando mantener la calma, empezamos a barajar las diferentes posibilidades que podían estar pasando. Primero paramos para ver el depósito de agua que estaba correcto, por lo que el problema debía de ser otro ¿la gasolina? No, porque teníamos suficiente pero entonces ¿qué le ocurría? Nos pusimos en marcha, a trompicones, buscando en la documentación que nos habían dado el teléfono de emergencias e intentado pensar ¿dónde estamos?¿cuál fue el último pueblo que hemos pasado?… y de repente apareció ante nosotros la “salvación” ,una gasolinera. En este momento Isaac tuvo el pensamiento más brillante que nunca y dijo “Vamos a meterle gasolina a tope pero de la buena, Gasolina de 98”. Yo accedí porque era mejor probar con eso y pensar que de esta manera el problema se solucionaría que pensar que el problema sería más grave…

Afortunadamente, nuestro “deshecho” se debió de sentir más mimado que nunca porque al ponerle esta gasolina de mejor calidad, ¡los trompicones cesaron!

El miedo en el cuerpo nos duró parte del camino, no nos fiábamos mucho, pero por suerte, conseguimos llegar a Airlie Beach. En el último tramo del trayecto hasta nos animamos a cantar las canciones que sonaban en aquel entonces “Sweet Nothing – Calvin Harris” porque el sol se ponía, el anochecer era precioso y parecía que nuestro mundo happy volvía a invadirnos.

Cuando llegamos al pueblo de Airlie Beach, gracias a Dios, eran ya las 17:00, digo gracias a Dios porque no os lo dijimos… Otra de las condiciones que nos habían dicho, que como turistas que somos, no teníamos permitido la conducción a partir de las 17:00 ya que podríamos ser multados. Sí, como lo leéis, multados. En la zona norte, al ser tan despoblada, los canguros son los amos y por la noche se activan y empiezan a dar vueltas de un lado para otro, atravesando carreteras obviamente. Por ese motivo y para nuestra seguridad (por no estar acostumbrados y porque no había farolas en todo el trayecto) no podíamos conducir en horario nocturno… Pero nosotros a pesar de todo, ¡llegamos a tiempo a nuestro destino!

Aunque fuéramos en furgoneta con cama y demás, teníamos la obligación de dormir en un camping, porque en Australia está prohibido la acampada libre… Por lo que fuimos al camping de Airlie Beach, nos fue fácil de encontrar porque no había mucha oferta así que no hubo pérdida.

Cuando finalmente estuvimos en nuestra parcelita, nos pegamos una ducha, fuimos a por algo de comida y nos metimos en cama cuando nos dimos cuenta de que… ¡no teníamos sábanas! ¡entre una cosa y otra se nos había ido la olla y no habíamos parado a comprarlas! Ante un problema como este buscamos una solución rápida y dijimos “Bueno, no pasa nada, nos ponemos el pijama, dormimos encima de este colchón y nos tapamos con la toalla de la playa…” ok, vale, no es la opción más higiénica pero bueno, bien vale.

cuando nos pusimos a dormir, tapados con la toalla, utilizando ropa hecha un churro como almohada y empezamos a reírnos de las peripecias que habíamos vivido a lo largo del día, nos dimos cuenta de que la furgo tenía pintadas en el interior, de la gente que había utilizado la fugoneta antes que nosotros. Sí, las típicas pintadas de ” yo utilicé esta furgoneta en 2011″ o ” Elisabeth y John estuvieron en Cairns en esta furgoneta” “Mari de Alemania 10-01-2010″ y de repente leímos una… ” We fucked here” (nosotros follamos aquí) Dios!!!!!! qué asco!!!! Isaac y yo nos miramos y lo que hicimos los dos automáticamente fue cambiar la toalla de sitio, ahora en vez de taparnos con ella, nos protegíamos de ese colchón lleno de ADN de otras personas y a saber qué cosas más…

Sin decir nada más ( nos había cortado el rollo esa frasecita), nos dimos las buenas noches, nos dimos media vuelta y preferimos dormir antes que seguir recordando este día de emociones contrariadas jajaja

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